Todo es gestación y alumbramiento. Dejar que cada impresión y cada germen de sentimiento lleguen a la madurez por sí mismos en la oscuridad, de lo inexplicable, en el inconsciente, más allá del alcance de nuestra inteligencia, y aguardar con profunda humildad y paciencia el alumbramiento de una nueva claridad: sólo eso es la vida del artista. Ser artista no significa hacer cálculos y cuentas sino madurar como el árbol que no fuerza a su sabia y permanece fuerte frente a las tormentas de la primavera sin temor a que después no llegue el verano. Llega. Pero sólo llega al que sabe esperar, al que está allí como si toda la eternidad estuviera extendida a sus pies, tan despreocupada, tan tranquila, tan vasta.
RAINER MARIA RILKE
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